17 de mayo de 2013. Docente / Cuenca Alternativa. La cuarta entrega de las "Aulas en la calle", que se celebraron en la C/ Carretería de Cuenca con motivo de la huelga educativa del 9 de mayo, aborda el tema de la desobediencia civil desde el punto de vista de la ética. Es importante saber distinguir entre legalidad y legitimidad. Y no confundir opinión pública y opinión mediática. Como decía José Luis Sampedro: "La democracia se halla absolutamente falseada gracias a unos mecanismos técnicos que sustituyen la opinión pública por la opinión mediática".
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Después de conocer qué es lo común, de todos/as y para todos/as, a partir de la explicación de la clase de Filosofía. Y después de comprobar con la clase de Matemáticas las consecuencias de los recortes del profesorado y de las inversiones en la educación pública en nuestros centros, le toca el turno a la acción. Por eso es el momento de la clase de Ética.
Una ley que no sirva para beneficiar a la población a la que va dirigida no es legítima por muy ratificada por las autoridades que esté. Es un caso de legalidad pero ilegitimidad. Ante este hecho se plantea la Desobediencia Civil, que consiste en no acatar esas leyes que no son justas o legítimas. Esto es lo que planteaba José Luis Sampedro en sus últimas intervenciones públicas, en las asambleas del 15M de su barrio y en las entrevistas periodísticas de los últimos años. Decía que tenemos que distinguir, como algo muy importante, la opinión pública de la mediática, porque esta última se presenta como neutral y no lo es, es totalmente interesada y dirigida, es un elemento de control.
Para saber si una ley es o no justa hay que conocerla primero y valorarla después. Aquí los medios de comunicación juegan un papel clave porque pueden ocultar la verdad, manipularla o mostrarla lo más fielmente posible. Quien dispone de los medios tiene la potestad de su uso por lo tanto de transmitir la verdad o no. Los medios actuales no son libres, sino un instrumento en manos del poder para mantener una situación social u otra, en este caso para acallar a la ciudadanía.
Aquí lo podemos comprobar. El primer profesor en intervenir esta mañana no disponía de megáfono, sin embargo yo sí por el mero hecho de intervenir más tarde. El resultado es que su mensaje no ha llegado igual ni al mismo número de personas que el mío.
Se plantea la pregunta siguiente: ¿cómo practicar la desobediencia civil en educación?
Cualquier acto de desobediencia civil implica una sanción, así que requiere de un número grande de personas dispuestas a asumir las consecuencias para pueda ser efectiva. Huelgas y manifestaciones son legales, las hacemos y confiamos en que sirvan para algo, pero no son expresiones de desobediencia civil.
El argumento fundamental que sostiene esta solución es la legitimidad de la ley. En el caso de la ley Wert legalidad y legitimidad no coinciden. La comunidad educativa se rebela ante el contenido de la ley y el modo en el que ha sido elaborada. Desde la experiencia como alumnado, como madres y padres y sobre todo como profesionales es una ley ilegítima al resultar inconveniente para la ciudadanía.
La participación a través del voto ha de cuidarse mucho ya que el valor del mismo depende de la propia ley electoral, que en cada país tiene unas características propias que se deben conocer bien antes de votar, tales como a qué partido se beneficia si se vota en blanco, si se emite voto nulo o si no se vota.
Para saber si una ley es o no justa hay que conocerla primero y valorarla después. Aquí los medios de comunicación juegan un papel clave porque pueden ocultar la verdad, manipularla o mostrarla lo más fielmente posible. Quien dispone de los medios tiene la potestad de su uso por lo tanto de transmitir la verdad o no. Los medios actuales no son libres, sino un instrumento en manos del poder para mantener una situación social u otra, en este caso para acallar a la ciudadanía.
Aquí lo podemos comprobar. El primer profesor en intervenir esta mañana no disponía de megáfono, sin embargo yo sí por el mero hecho de intervenir más tarde. El resultado es que su mensaje no ha llegado igual ni al mismo número de personas que el mío.
Se plantea la pregunta siguiente: ¿cómo practicar la desobediencia civil en educación?
Cualquier acto de desobediencia civil implica una sanción, así que requiere de un número grande de personas dispuestas a asumir las consecuencias para pueda ser efectiva. Huelgas y manifestaciones son legales, las hacemos y confiamos en que sirvan para algo, pero no son expresiones de desobediencia civil.
El argumento fundamental que sostiene esta solución es la legitimidad de la ley. En el caso de la ley Wert legalidad y legitimidad no coinciden. La comunidad educativa se rebela ante el contenido de la ley y el modo en el que ha sido elaborada. Desde la experiencia como alumnado, como madres y padres y sobre todo como profesionales es una ley ilegítima al resultar inconveniente para la ciudadanía.
La participación a través del voto ha de cuidarse mucho ya que el valor del mismo depende de la propia ley electoral, que en cada país tiene unas características propias que se deben conocer bien antes de votar, tales como a qué partido se beneficia si se vota en blanco, si se emite voto nulo o si no se vota.
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