10 de julio de 2013. Cuenca Alternativa / Artículo de un ex-trabajador del CRIEC de Carboneras. El Centro Regional de Innovación Educativa de Cuenca (CRIEC) situado en Carboneras de Guadazaón ha visto cerradas sus puertas tras más de 30 años ofreciendo un servicio educativo puntero y de calidad en el medio rural. Las personas que trabajaban en este centro se enteraron de un día para otro de que lo cerraban y anulaban sus comisiones de servicio.
Según se ha informado a Cuenca Alternativa, lo que se pretende desde la Consejería es reconvertir este espacio que hasta ahora ha servido de apoyo al medio rural en un lugar de atención a los "excelentes", en lo que se interpreta como un claro giro político.
Una de las personas que trabajaba en este centro ha escrito el siguiente artículo y nos lo ha enviado para su publicación.
Adiós al CRIEC ¿Con…JETURAS?
Cuenca se queda sin Centro Rural de Innovación Educativa, el único en toda la región.
Once upon a time… Así es como empiezan los cuentos en inglés y así es como empieza el nuevo cuento inglés que, al parecer, nos va a contar la Junta de Comunidades, a través de su Consejería de Educación, próximamente.
De la ya conocida colección “Quitatetú Quemepongoyo”, como buena publicación que se precie, empieza a gestarse en la no-actividad del verano y en el tiempo de descuento para lanzamientos a la cita de mayo de 2015, fuera de toda intencionalidad, como se suelen hacer estas cosas.
El argumento, demoledor, nunca mejor dicho. Se hace desaparecer un centro, el único de estas características en toda la región, que nació en el año 78 y que ha venido dando soporte a nuestra escuela rural durante todos estos años con resultados más que satisfactorios.
El CRIEC, Centro Rural de Innovación Educativa de Cuenca, es, junto con el de Teruel, uno de los CRIE pioneros de España. Su esencia radica en una oferta educativa que tiene como finalidad paliar las deficiencias de la escuela rural (grupos pequeños, escasas posibilidades de diversificación, menos recursos humanos y materiales...), atendiendo a necesidades prioritarias de socialización, desarrollo de habilidades sociales y actividades de convivencia.
Esta es la función educativa que ha venido cumpliendo el CRIEC durante más de treinta años con sus consecuentes cambios, evoluciones y adaptaciones a las diferentes etapas. Un centro que claramente se consolida a finales de los años noventa con propuestas de proyectos innovadores de diversa índole que abarcan multitud de temáticas (multiculturalidad, consumo, prehistoria, el agua, matemáticas, inventos, astronomía,….) y siempre con la convivencia como aglutinadora de una experiencia que todos los que han tenido oportunidad de vivir la recuerdan con cariño y con una sonrisa sostenida. Solo habría que preguntar a cualquiera de los mil chavales que cada año han pasado por este centro, pero ¿alguien se ha encargado de preguntarles a ellos? Les dejo que se contesten.
A partir de aquí la trama se complica y es aquí donde empezamos a hablar otro idioma, parece ser que el inglés… no me atrevo a quitarle la tilde.
Un buen día en el que pasan por el CRIEC más políticos que en todos sus años de existencia, llega la sentencia: El CRIEC está quemado. Pero para que algo se queme hay que prenderle fuego, ¿no?
El combustible y la cerilla: dos cursos seguidos de recursos económicos y humanos prácticamente en blanco. Aún así, el proyecto sale adelante dignamente. Pero esto no es suficiente.
Los recursos económicos, inexistentes al principio de estos dos cursos y más que escasos al final. Del todo insuficientes para cubrir los gastos de unas actividades por las que las familias no tienen que hacer ningún gasto para que sus hijos puedan disfrutar de ellas.
Y los recursos humanos, con las dos vacantes cubiertas en el último curso lejos de responder a las necesidades de un centro de estas características. Y más bien esperando cobertura y/o esperando órdenes, supuestamente. Y, supuestamente, las órdenes van llegando. Además en inglés y, eso si, con acento tejano para que solo las entiendan los “excelentes”.
Porque los apellidos de lo que se pretende hacer en la “novedosísima” versión son: Inglés y excelencia. El primer apellido, para recaudar fondos europeos, como si fueran gratis. Y, los dos, el primero y el segundo, para alimentar esa boca hambrienta y de plástico que nos colocan cada cuatro años en los mismos colegios que hoy son cuestionados.
El desenlace próximamente, todavía se está escribiendo. Pero los habitantes de Carboneras de Guadazaón ya se preparan para recibir a Mr. Marshall.
Hasta aquí el argumento, aunque la realidad superará la con…jetura.
Me gustaría acabar dando las gracias a todos los maestros y maestras, personas e instituciones que han puesto su esfuerzo, trabajo, dedicación y buen humor en este proyecto. Pero, sobre todo, a todos y cada uno de los miles de niños y niñas que han pasado por este centro y que cada viernes, viendo lo que ocurría en la despedida, cobraba más sentido el trabajo hecho y, desde luego, el que está por hacer. Muchas gracias a todos.
Y colorín colorado el CRIEC se ha acabado.
Cambiando inclusión por excelencia. Una pena.
Una auténtica pena, aunque no se si es ese el nombre adecuado..